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La industria gráfica forma parte de una cadena de valor que genera uno de cada cincuenta empleos en nuestro país

  • Publicado el 05 de Noviembre de 2018

La cadena de valor de la celulosa, papel y cartón aporta globalmente a la economía el 4,5% del PIB y genera uno de cada cincuenta empleos en nuestro país, según el informe Importancia socioeconómica de la cadena de valor de la celulosa, papel y cartón elaborado por CEPREDE para las organizaciones de la cadena. Asimismo, cuatro de cada cincuenta euros que factura la industria y uno de cada cincuenta euros que recauda el Estado vía impuestos o cotizaciones sociales en España están relacionados con la actividad de esta cadena de valor. Y todo ello, partiendo de una materia prima renovable y local (el 98% de la madera para papel procede de plantaciones españolas) y cerrando el ciclo con el reciclaje.

La cadena de valor de la celulosa, papel y cartón se inicia en la naturaleza con las plantaciones para papel, de las que se obtiene la materia prima natural y renovable con la que la industria papelera produce la celulosa y el papel. En el siguiente eslabón, a partir del papel, las empresas transformadoras producen una amplísima gama de productos de papel y cartón como envases y embalajes de todo tipo (cajas, bolsas…), material de papelería (sobres, cuadernos, carpetas…) y productos tisú (papel higiénico, pañuelos, papel de cocina…). La cadena de valor continúa con el sector de servicios de impresión, reproducción y acabados, con las empresas de publicidad y marketing directo, y con la industria editorial, tanto de libros como de periódicos y revistas. Esta potente cadena de creación de empleo y riqueza está integrada también por las actividades postales y de correos dedicadas al envío de cartas y paquetería. Y finalmente, la cadena se cierra con el sector de la recuperación de residuos que recoge y trata el papel tras su uso para que regrese a las fábricas papeleras.

La industria gráfica forma parte de una cadena de valor que genera uno de cada cincuenta empleos en nuestro país

La facturación global generada (48.471 millones de euros) equivale al 8,8 % de la facturación de la industria española y representa el 4,5 % del PIB español. En el desarrollo de su actividad, la cadena realiza compras a otros sectores por importe de 14.566 millones de euros y desarrolla inversiones valoradas en 842 millones de euros. El 78% de las compras e inversiones se dirigen a proveedores nacionales, lo que explica el importante efecto de arrastre de la cadena de valor en la economía nacional.

Las compras suponen el 63 % de la facturación directa, casi doce puntos porcentuales por encima de lo que representan en el conjunto de la economía. La cadena invierte el 3,6 % de su facturación directa, más de un punto por encima de la media en el conjunto de la industria manufacturera.

En las compras destaca el capítulo de la energía. Y las inversiones se dirigen fundamentalmente a servicios técnicos de ingeniería, construcción y maquinaria. Los gastos en innovación de la cadena de valor se estiman en 491 millones de euros, el 8,1 % del gasto del conjunto de la industria manufacturera en este capítulo. Considerando el empleo directo, indirecto e inducido, que suma 369.036 trabajadores, los puestos de trabajo generados equivalen al 18,5 % del empleo industrial y el 2 % del empleo total en nuestro país.

Por lo que se refiere a la tipología del empleo, la estabilidad es un rasgo característico de la cadena de valor. El 82 % del empleo directo generado es estable, con 149.473 empleados fijos y 32.897 eventuales. Otra característica de la cadena en el ámbito laboral es la cualificación de los trabajadores. El 73 % de los empleos directos son de operarios con formación técnica, junto a un 17 % de directivos y técnicos y un 10 % de personal de administración.

El salario medio en las empresas de la cadena asciende a 33.391 euros, un 9% por encima del salario medio en nuestro país, lo que supone 6.090 millones de euros anuales en salarios a los empleados directos y una masa salarial de 12.536 millones de euros si consideramos el empleo directo, indirecto e inducido.

A través de las cotizaciones, el IVA, el IRPF y el Impuesto de Sociedades, la aportación global de la cadena de valor asciende a 7.424 millones de euros, el 1,8% de la recaudación fiscal total del Estado. Como ejemplo de la magnitud de esta aportación fiscal global de la cadena de valor, podemos decir que la cifra, por ejemplo, financiaría sobradamente la partida destinada a I+D+i civil y militar o que casi cubriría el gasto destinado a infraestructuras en los presupuestos generales del Estado.

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